Y llegó por fin la estación primaveral. Los
muchachos en el salón habíamos elegido a sugerencia del profesor visitar el
campo y allí mismo preparar nuestros alimentos como una suerte de campamento.
La emoción se podía ver en los ojos brillosos
de mis compañeros de aula. Por eso, desde ese momento estábamos maquinando cómo
hacer para lograr el permiso de nuestros padres.
La idea era sacar buenas notas en el colegio
y enseñarlas a nuestros padres, así nos otorgarían el permiso, y al parecer
tuvimos suerte. Por mi parte, nunca había sacado un “20” de nota, era algo
imposible lograrlo, pero cuando uno le pone empeño y sobre todo confías en Dios
y en tus capacidades, te animas a intentarlo. Así lo hicimos, esperamos por 2
días los ansiados resultados y ¿Qué creen? lo logramos.
Nuestros padres estuvieron satisfechos por la
calificación que habíamos obtenido, y nos dieron el permiso para pasear. Por la
noche, no pude dormir bien, estaba muy emocionado por el primer paseo escolar.
A la mañana siguiente mi madre se había levantado muy temprano a preparar el
refrigerio que teníamos que llevar y los alimentos crudos y utensilios
necesarios para cocinar en el campo.
El punto de encuentro fue en el colegio. Nos
reunimos en el aula con el profesor y y salimos rumbo a las chacras cercanas a
Ciudad de Dios, era el primer paseo de mi vida escolar y tenía algo de miedo
pero también mucha emoción por conocer nuevos lugares. Luego de una hora y algo
más llegamos, el lugar era muy hermoso, mucha vegetación, gente en el campo,
casas rústicas, arenales y se podía
respirar aire puro.
¿Profesor, podemos comenzar a preparar
nuestro almuerzo?, preguntó mi compañera.
Claro, , háganlo, dijo el profesor.
Entonces empezamos a preparar organizadamente.
Unos escogían y lavaban el arroz, otros picaban cebollas y tomates para la
tortilla, algunos recolectaban palitos para prender la cocina y calentaban el
agua, mientras que otros pelaban chilenos, arvejas y lentejas para echarlo a la
olla del arroz.fue un momento especial. Por casi media hora disfrutamos los
mejores momentos preparando los alimentos que serían nuestro almuerzo y
alucinábamos que éramos los mejores chefs del mundo..
Casi al promediar las 12 del mediodía, el
arroz con tortilla estaba listo y el profesor nos indicó que era momento de
almorzar y luego seguiríamos jugando más. El almuerzo estuvo de maravilla, para
chuparse los dedos.
Rato después de almorzar, recoger los
implementos, limpiar el área y jugar un rato más en la arena iniciamos el viaje
de retorno por hermosos caminos interrumpidos por surcos, arenales, acequias y
el bullicio de las aves y los perros.
Nunca olvidaré el primer paseo escolar
primaveral por varios motivos y especialmente la felicidad de poder compartir
con mis compañeros y mi profesor, el primer paseo escolar al campo en contacto
con la naturaleza..
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