CASO NIÑA PAMELA PIZARRO DE IQUIQUE (CHILE)
Pamela Pizarro |
La teletón, la corrupción, el partido de
football de Colocolo y Pachuca dejaron en un segundo plano el suicidio de
Pamela Pizarro alumna de13 años del Colegio Javiera Carrera de Iquique.
Tragedia a la que por razones éticas y educacionales se la debiera dar un
primer orden de importancia. Estamos hablando ni más ni menos del de la
intimidación, el matonaje, el acoso que está instalado e enraizado
profundamente en nuestra cultura y al cuál se le ha dado muy poca atención.
En efecto, la intimidación es un tipo de
violencia que no sólo acontece en la escuela ni es propia de la escuela sino
que también existe entre los adultos y, por ello, también acontece en el mundo
del trabajo.
La intimidación no es un fenómeno nuevo.
Muchos de los que ya somos mayores recordamos cuanto molestaban a algún
compañero o compañera: Muchos han sido víctimas sin saberlo y lo han vivido en
el silencio y en el dolor si.
Pero, fue sólo en 1973 que el médico sueco
Heinz Leymannn acuñó el término mobbing, que describe la conducta defensiva de
un grupo de pequeños pájaros frente a el atosigamiento continuado de su
enemigo, un ave rapaz. En los países sajones la intimidación es conocida con el
término de bullying para denotar la conducta del toro (bull).
Las múltiples investigaciones existentes
muestran que la intimidación es un problema, que está en aumento en las
escuelas y que, lamentablemente comienza cada vez más temprano. Se ha
establecido que se presenta aún en el jardín infantil.
En nuestro país no existen estudios que
cuantifiquen el fenómeno de la intimidación en las escuelas, pero en uno
realizado en el año 2005 en la Comunidad de Madrid, deja en evidencia que el
24% de los estudiantes son víctimas de acoso. Tantos hombres como mujeres;
aunque en los hombres el porcentaje es un poco mayor, 26,8% o tal vez sólo más
reconocido. En las mujeres, entre las cuales priman las estrategias indirectas
de intimidación, acontece en un 21,1%.
Si analizamos con detención el trágico y
lamentable caso de Pamela Pizarro podemos constatar con consternación que
corresponde al típico episodio de intimidación que ha sido descrito en la
literatura educacional y que hoy es tema de preocupación en muchos países del
mundo; pero que existiendo en el nuestro no ha sido atendido y es ignorado.
Pamela sufrió agresiones con el propósito
intencional de hacerle daño por más de dos años. Una característica de la
intimidación es precisamente que se lleva a cabo de forma constante y reiterada
durante un período largo de tiempo. Adicionalmente, es una relación interpersonal
determinada por una asimetría de poder. Pamela debía enfrentar sola a un grupo
de niñas que la acosaban.
La intimidación es producto de un tipo de
relaciones donde a un sujeto se le marca la ausencia de una característica o
condición esperada o la presencia de otra que no es socialmente valorada.
Pamela era una alumna sobresaliente, con nota promedio cercana al 6.8 y muy
hermosa. De acuerdo a la literatura una vez que una “víctima” ha sido elegida,
cualquier característica puede ser utilizada para hacer operar la intimidación.
La intimidación puede tomar varias formas:
Agresión física: golpear, destruir pertenencias personales del compañero;
agresión verbal directa: poner sobrenombres, humillar, insultar; agresión
indirecta: generar rumores, inventar historias, excluir del grupo de pares, no
dirigir la palabra, amenazar etc. En el caso de Pamela ésta era objeto de
hostigamiento, burlas, golpes, le tiraban el pelo e incluso se lo cortaron le
robaban objetos, le abrían la mochila. Era objeto de amenazas a través de email
y chateo, señalándole que la iban a ahogar en el paseo de fin de año.
Lo dramático es que en el fenómeno de la
intimidación, y este fue también el caso de Pamela, se identifican diferentes
roles: las o los intimidadores líderes: son aquellos o aquellas estudiantes que
toman la iniciativa, uno o varios, hombres y mujeres; los o las asistentes del
intimidador o intimidadora: son los o las estudiantes que se unen al
intimidador; los o las reforzadores del intimidador: son los pares que apoyan
al intimidador, por ejemplo, riéndose; los o las defensores: son los pares que
tratan de ayudar y proteger a la víctima; los o las testigos: son aquellos
estudiantes que prefieren mantenerse alejados de la situación.
Lo más conmovedor es que en torno a la
intimidación se tiende hacer imperar una cultura del silencio. Las víctimas
suelen no informar a los adultos acerca de la situación que están viviendo, por
lo que muchos padres y profesores no saben quién está siendo víctima de una
intimidación. Por consiguiente, es de suponer que, hay más víctimas que las que
los profesores piensan y que, por lo general, es más fácil identificar a
aquellos que intimidan que a quien está siendo víctima.
La cultura del silencio se consolida porque:
- a los estudiantes les cuesta hablar sobre
la situación en que se encuentran
- la intimidación es realizada, por lo
general, en forma privada donde no se cuenta con la presencia de adultos
- muchos adultos sostienen que los niños son
intrínsecamente ‘inocentes’
- muchos adultos piensan que las disputas son
normales entre los niños y jóvenes
- un alto porcentaje de profesionales
sobre-valoran el rol de la familia, particularmente la figura de la madre, como
primera influencia de los niños, subestimando la potencia de la influencia del
grupo de pares.
En el caso de Pamela Pizarro, la cultura del
silencio operó de manera sistemática. Los padres de Pamela se quejaron en
reiteradas ocasiones del maltrato que era objeto su hija. Sin embargo, la
directora, autoridades y profesores del colegio, no escuchaban y no procedían
Por el contrario, niegan invariablemente que sabían del asunto. Cabe hacer
notar que, sin intención de justificar esta actitud las autoridades
educacionales y los profesores no cuentan con una definición clara y precisa de
lo que es la intimidación. De esta manera, se torna difícil poder reconocer a
tiempo cuando un estudiante está siendo intimidado.
Lo más sorprendente, por decir lo menos, que
el Seremi de educación resuelve en el infausto caso de Pamela, abrir un sumario
para establecer negligencia por parte de la directora y cerrar por anticipado
el año escolar de los octavos básicos de la escuela. Este proceder denota
claramente que los establecimientos educacionales y sus autoridades no están
preparados para atender educativa y pedagógicamente la intimidación. Pareciera
que la sociedad en general acepta y tolera los incidentes de intimidación en
niños y/o jóvenes. Se argumenta que la mayoría de los adultos no sabe como enfrentar
una situación de intimidación. Además, temen que el problema se agrave si
realizan algún tipo de intervención.
Es importante señalar que los países que han
tomado consciencia del problema- que no es el caso del nuestro- han actuado
desarrollando una serie de estrategias específicas para enfrentar el problema,
que han sido evaluadas y establecida su eficacia. Estas iniciativas han sido
financiadas tanto por los Estados, los Ministerios de Educación como por
organizaciones de voluntariado. En Inglaterra a manera de ejemplo, todo
establecimiento debe tener un programa de atención del “bullying”.
Las estrategias han convocado a diferentes
actores: estudiantes, profesores, padres, directivos de los establecimientos
educacionales y se realizan a nivel del establecimiento escolar, de la sala de
clases y en casos específicos de intimidados o intimidadores. Todo indica que
las estrategias más eficaces son los que pueden entenderse como integrales,
aquellas incorporan a toda la comunidad escolar y operan en los distintos
niveles. Ahora bien, la integración de los padres es considerada en la mayoría
de las estrategias, porque ella se define como fundamental.
Sólo con el fin de orientar a los
establecimientos con fines preventivos, para que situaciones como las vividas
no vuelvan a ocurrir deseamos enlistar algunos de los pasos que se recomienda
seguir al respecto:
1.- Toma de conciencia
- reconocer que el problema existe
- reconocer que es un problema grave
- no buscar culpables
- reconocer que intimidados e intimidadores
requieren atención
- tomar la decisión de enfrentar el problema
- convocar a otros para enfrentar el problema
2.- Diagnosticar la situación
- operar con recursos accesibles
- operar con los recursos que son familiares
- aplicar un instrumento
- describir la situación de
- colegio
- cursos más impactados
- casos individuales
- jerarquizar las necesidades
3.- Informar y educar
- realizar campañas masivas
- romper la cultura del silencio
4.- Definir políticas anti-intimidación del
establecimiento
- participativas (toda la comunidad
educativa)
- sostenidas en el tiempo
- debe definir normas
- apuntar a cambiar relaciones
interpersonales
- apuntar a cambiar climas discriminatorios e
intolerantes
5.- Evaluar
- reconocer avances
- definir nuevas acciones (1)
Ojala que en nuestro sistema educacional no
tengamos que esperar nuevos casos tan fatales y trágicos como el de Pamela
Pizarro, para entrar a aplicar modelos preventivos frente a la intimidación.
Así como nos globalizamos en otros ámbitos, hagámoslo también en el plano de la
intimidación, la intolerancia y la discriminación.
Abraham Magendzo K.
Cátedra UNESCO en Derechos Humanos
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
Fundación IDEAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario