lunes, 18 de mayo de 2020

Minedu evalúa ampliar clases hasta marzo del 2021


Como una medida extraordinaria, el Ministerio de Educación (Minedu) evalúa extender el año escolar en las escuelas públicas si para diciembre no se logran los objetivos que se ha trazado ese sector, según adelantó la viceministra de Gestión Pedagógica, Patricia Andrade Pacora.

Indicó que aún es prematuro avizorar los resultados del servicio educativo a distancia ‘Aprendo en casa’, por lo que se esperará hasta fin de año para realizar la respectiva evaluación y decidir si se prolongan las clases hasta febrero e incluso marzo. “Es una decisión que la tomaremos más adelante cuando tengamos información suficiente. Por su importancia, sería irresponsable hacerlo ahora”, señaló.

Tras señalar que este es un año singular por los efectos de la pandemia del coronavirus, y que, definitivamente, las clases virtuales no son iguales a las presenciales, la experta destacó que lo importante es que los estudiantes hayan logrado el acceso al servicio educativo y establecido un nivel de logro en las competencias desarrolladas en el periodo escolar.

En forma breve explicó que para llegar a esos resultados el Minedu ha hecho una selección de competencias, que son trabajadas en la educación a distancia y son evaluadas por los docentes para establecer hasta dónde llegaron los estudiantes y así poder reorganizar u organizar el año escolar 2021, “y hacerlo, no desde donde teóricamente tendrían que estar, sino desde donde realmente están”.

Sostuvo que todo eso se determinará en diciembre, cuando se establezca también si ‘Aprendo en casa’ llegó a todos los sectores o lo hizo con limitaciones.

“Si identificamos que hay sectores que no han podido acceder o que han accedido muy poco a ‘Aprendo en casa’, vamos a tomar medidas extraordinarias que estamos evaluando. Podríamos estar pensando en ampliar el cierre del año, prolongarlo hasta enero, febrero, marzo si fuera necesario. O pensar en un primer trimestre 2021 que permita, más bien, a través de una jornada extendida, regularizar y consolidar un nivel de avance de las competencias”, precisó la viceministra.

Dejó establecido también que es posible que la evaluación de este año, para la promoción, se pueda realizar el 2021, como señalaron algunos expertos.

Sostuvo que eso está estipulado en la normativa y, por tanto, es otra alternativa, pero insistió en que son decisiones importantes, y por ello el Minedu está tomando el tiempo necesario para evaluarlas, incluso las está consultando con otros países.

Andrade aseguró también que el Minedu trabaja un plan específico para el quinto de secundaria, en coordinación con las universidades, para facilitar el tránsito de los estudiantes hacia la educación superior y este incluso plantea la postergación de los exámenes de admisión.

La extensión del año escolar es aceptada por los padres de familia con el fin de reforzar el aprendizaje. “Es una buena idea”, señaló Edgar Trejo Cuentas, presidente de la Coordinadora Nacional de Padres y APAFAS del Perú.

No obstante, pidió más información sobre los criterios para determinar que eso ocurra y pidió al titular de Educación mayor diálogo con los padres de familia para afrontar los problemas que se suscitan en los colegios, como la no entrega de textos escolares y de alimentos para niños de bajos recursos.

¿Aprenden lo que deberían aprender? ¿Por qué en la escuela no bastan unos pocos "estudios generales"?


Supongamos que Marta, Pedro, Ana y Santiago van a la misma universidad. Marta quiere ser médico, Pedro arquitecto, Ana economista y Santiago psicólogo. ¿Deben estudiar los cuatro lo mismo durante cinco años que dura la carrera? En ninguna parte del mundo aceptarían eso. En el mejor de los casos coincidirán en unos cuantos cursos especialmente al inicio de la carrera, pero desde el principio o a más tardar terminados los estudios generales, cada uno seguirá otra ruta curricular. No hacerlo sería atentatorio contra su formación y realización profesional.

¿Por qué entonces eso mismo no ocurre en los colegios? Si los estudiantes son todos diferentes en su personalidad, inteligencias, capacidad de aprendizaje, habilidades sociales, motivaciones, vocaciones, organización del tiempo y espacio, intereses ¿por qué deberían estudiar todos lo mismo, a la misma vez, de la misma manera, durante todos los años que dura su paso por la vida escolar? ¿No será por eso que hay tantos estudiantes calificados como disruptivos, indisciplinados, poco estudiosos, indiferentes, desmotivados, “fracasados”?

Quiénes son los que realmente está fracasando ¿los estudiantes que no se adaptan a esa visión estandarizada de la vida y de la ruta de aprendizaje que un equipo ajeno decidió para ellos sin conocerlos, o la escuela que pese a estar integrada por profesionales de la educación son incapaces de lograr que los estudiantes “aprendan lo que deberían aprender”? ¿No será por eso que tantos estudiantes sienten que el colegio es una cárcel a la que están condenados a pasar por once años hasta llegar finalmente a un espacio universitario o técnico en el que pueden optar por lo que realmente quieren aprender? (razón por la que lo que los exalumnos añoran del colegio suele ser la hora del recreo, el extracurricular deportivo, los amigos y ocasionalmente algún profesor, no porque les “enseñaba bien” sino porque se interesaba personalmente en ellos)

Me pregunto continuamente qué es lo que deberían aprender los estudiantes en un colegio y por qué no se les puede dar el mismo tratamiento que en la universidad; es decir, tener unas áreas comunes que le dotan de algunas herramientas básicas de comunicación y comprensión cultural como para ser solventes leyendo, escribiendo, calculando, representando, y todo lo otro, o sea pensar, razonar, investigar, explorar, manipular, diseñar, trabajar en equipo, presentar, proyectar,  administrar crisis, resolver problemas, imaginar escenarios futuros alternativos, valorar ética y estéticamente, administrar sus inteligencias y emociones, adquirir un sentido práctico, cultivar sus pasiones y vocaciones, etc. hacerlo a través de lo que los estudiantes escogen y quieren aprender. ¿No tendríamos estudiantes mejor formados para realizarse como ciudadanos y para cultivar sus vocaciones?

Un estudiante que evita la escuela, sea que se hace el enfermo o se ausenta cada vez que puede o que evade la clase mentalmente cuando está forzado a asistir a ella ¿está aprovechando sus capacidades y su tiempo escolar o lo está desperdiciando? ¿Está aprendiendo lo que debería aprender? Y si no está aprendiendo ¿es por su culpa, por no querer ser un sumiso cumplidor de los designios que los adultos diseñaron para él bajo el paraguas de que eso debe aprenderlo “por su bien”?

¿Cuánto tiempo más las autoridades observarán pasivas lo poco que los estudiantes realmente aprenden por su paso escolar, (pese a la montaña de normas y documentos curriculares que producen los ministerios), y lo “mal preparados” que están para una vida ciudadana plena y responsable, más allá de los puntitos más o menos que alcancen en PISA o las ECE?

¿No es el escenario actual de la disfuncionalidad de todas las sociedades latinoamericanas en el contexto de la administración de la crisis causada por la pandemia del coronavirus una vitrina que evidencia que algo anda mal a la hora de plantear “lo que los estudiantes debieran aprender” para ser ciudadanos responsables y exitosos profesionales?

Aunque parezca contradictorio, este año atípico y complejo podría ser una oportunidad soñada para que el Minedu proponga una reforma educativa a fondo para cambiar de una vez por todas la vigente matriz de pensamiento educativo peruano que corresponde al siglo XIX   por la requerida para el desarrollo propio de nuestros estudiantes en el siglo XXI. Una reforma que de veras ponga la acogida, inclusión, aprendizaje significativo y desarrollo pleno del estudiante en el centro del esfuerzo educativo y tome distancias del sistema vigente, en el que éste no tiene ni voz ni voto y es considerado un usuario anónimo, estandarizado y temporal de un sistema cuyo rol es producir unos pocos ganadores y muchísimos perdedores, de esos que “no aprenden lo que deberían aprender”.

                                                                                                       León Trahtemberg,